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miércoles, 19 de noviembre de 2014

Shawn Respert, una batalla más allá de la cancha


Sólo a un seguidor incondicional de la liga le puede sonar familiar el nombre de este jugador. Shawn Respert pasó sin pena ni gloria por la mejor liga del mundo durante cuatro temporadas. No todos tienen el talento y la suerte para convertirse en superestrellas, y más cuando hay que lidiar una batalla bastante más dura que luchar por un rebote o anotar una canasta. Es la historia de cómo la vida puede golpearte incluso cuando estás camino de la cima.

Shawn Respert nació en Detroit en 1972. Tras sorprender en sus años de instituto, sería precisamente su estado natal de Michigan quien viese al prometedor jugador bajo la camiseta de su universidad. El escolta de 1,85m promedió 21 puntos en los más de 100 partidos como 'Spartan'. Seleccionado para el primer equipo 'All-America' y nombrado mejor jugador de su Conferencia, Shawn se posicionaba como una futura estrella del baloncesto norteamericano y su nombre ya sonaba con fuerza para el Draft de 1995. ¿Qué se podía esperar de un tipo que se había colado entre los récords que un tal Magic Johnson firmó décadas antes en Michigan? Sin duda, las expectativas eran bastante grandes...

Portland Trail Blazers seleccionó al jugador de Michigan en el 8º puesto, pero inmediatamente fue traspasado a Milwaukee. Allí en Milwaukee el entrenador Mike Dunleavy anticipaba en él un gran jugador: "Es un gran tirador y tiene un carácter fuerte", decía Dunleavy. Sin embargo, aquella temporada fue desastrosa para Shawn. Menos de 5 puntos por partido en 13 minutos de juego. Nadie se podía explicar como aquel chaval que tenía tanta facilidad para anotar, estuviese ahora arrastrándose por la pista. Incluso el propio Shawn se sorprendía, pero un pequeño dolor de estómago explicaría este bajón e iniciaría una dura batalla fuera de la cancha.

"Un día al levantarme sentí un bulto del tamaño de una canica en mi estómago, y tan sólo un par de semanas más tarde aquel bulto se había hecho más grande" dijo Respert. Aquel joven que rozaba la fama como jugador NBA tenía cáncer de estómago. "Vamos, no hay manera. ¡Tengo 23 años y estoy en la NBA!" se decía a sí mismo Shawn. Aquel verano de 1996 no sería uno de entrenamiento, sino de quimioterapia. Tres meses de duro tratamiento que no dieron buenos resultados.

Sólo su entrenador Mike Dunleavy y su compañero Eric Snow conocían la enfermedad del jugador. Ni su familia tendría idea hasta meses después. Por supuesto, la NBA tampoco tenía conocimiento alguno del calvario que estaba pasando uno de sus jugadores. "No tenía ni idea en ese momento por qué estaba jugando tan mal y no parecía ser él" reconoce Dunleavy tras conocer el problema al que se enfrentaba su jugador.

En aquel verano, Shawn Respert perdió 10 kilos de peso, pero su sueño de seguir en la NBA era lo suficientemente fuerte como para no acabar con su esperanza. Y así lo demostró, "Aunque sólo pudiese comer sopa y galletas, fui el segundo máximo anotador de aquella liga de verano por detrás de Ray Allen", recuerda Respert.

Justo cuando Shawn pensaba haber pasado la enfermedad y poder recuperar el nivel, el cambio de entrenador en Milwaukee frustró cualquier atisbo de optimismo. El nuevo entrenador, Chris Ford, no contó con él en los dos primeros partidos de la temporada: "Aquello pudo conmigo. Me agotó como jugador y cambió la forma en la que me concentraba", asegura Shawn años después. "Me di cuenta de que lo que hice en Michigan State fue más que un sueño hecho realidad. Desde entonces sólo me importa mi salud y mi familia. La enfermedad me apartó de la mentalidad de convertirme en un jugador de éxito, pero me ayudó a aprender a ser feliz", remarca Shawn.

El fracaso baloncestístico se tradujo en una ida y venida de equipos en los años siguientes. Toronto, Dallas, otra vez Toronto y finalmente Phoenix. En aquellas temporadas se le conocía como un 'jugador del montón'. "Me mataba cada vez que me lo llamaban. Tenía muchas ganas de decir: 'Mira, esto es con lo que he tenido que lidiar', pero en el deporte profesional la gente no quiere oír excusas, incluso si se trata de un cáncer", recuerda el jugador. "Tuve que tragarme mi orgullo porque sabía que tendría tiempo de sacar a la luz mi historia una vez que mi carrera terminase", concluye. Así lo hizo, en 2005, un lustro después de dejar la NBA, Shawn reconocía en una entrevista para Associated Press el cáncer al que se enfrentó en su etapa como jugador NBA.

El ahora exjugador Eric Snow y compañero en Michigan State de Shawn fue uno de los primeros en conocer su situación. "Hemos hablado de ello como si fuéramos familia. Me alegró ver como hacía pública su historia, porque verdaderamente fue una dura carga para él durante aquellos años",  reconoce Snow.

Tras intentarlo cuatro temporadas en la NBA, Shawn Respert acabó su carrera tras otros cuatro años en Europa. "Cuando me retiré estuve en depresión más de año y medio. No hacía nada así que pronto me concentré en mi futuro y la oportunidad de ser entrenador vino por sí sola".

No pudo demostrar ser un gran jugador en la cancha, pero sus deseos de seguir ligado al baloncesto han marcado su vida laboral. Tras ser el director de operaciones en la Universidad de Rice y en la NBA D-League, Shawn estuvo trabajando como entrenador en Houston Rockets, Minnesota Timberwolves, donde compartió enseñanzas con Ricky Rubio, y actualmente en Memphis Grizzlies. Su sueño es ahora convertirse en entrenador jefe de un equipo: " Todo lo que tengo que hacer es sentarme detrás, cerrar el pico, escuchar y aprender. Dentro de unos años tendré la oportunidad de hacer algo en la NBA y liderar a un equipo. Estaré preparado", asegura Respert.

El baloncesto ha sido el auténtico salvavidas para ganar una batalla que trasciende más allá de la cancha y en la que Shawn se queda con todo el aprendizaje de este largo y duro camino: "La vida es tan ajetreada que no dedicamos tiempo en dar las gracias a nadie. En aquel tiempo me di cuenta de todas las personas a las que tenemos que agradecer algo, y pude hacerlo", afirma Shawn. Con energías renovadas, su posibilidad de saltar de nuevo a la fama vuelve a ser una realidad. Ahora con traje y corbata se ha convertido en uno de los referentes en el vestuario para motivar y comprender a los jugadores: "Ahora soy consciente de cuando un jugador necesita una pequeña ayuda. No sólo es ir al gimnasio y hacer unos cuantos tiros a canasta. Me preocupo más por si la cabeza del jugador está en el sitio adecuado", asegura Shawn.


Fuentes: Associated Press, ESPN, Michigan State University, NBA Official Web Page.



Edu Salán                                                                                       19 Noviembre 2014

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