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martes, 29 de octubre de 2013

NBA Tip Off: Comienza el espectáculo

Hoy da comienzo la mejor liga del mundo. Cuatro meses después de que los Heat levantasen su segundo anillo consecutivo, los focos vuelven a encenderse para dar luz al espectáculo de la NBA. Una temporada que, como en los últimos años, tiene muy buena pinta y con la que seguro disfrutaremos. En este artículo analizamos las cuestiones más relevantes que nos propone la nueva temporada.
¿Conseguirá Miami el "Three-peat"?
Esta es la gran pregunta de la temporada. Sólo tres equipos en la historia de la Liga han conseguido repetir por tres veces consecutivas como campeones (Lakers, Bulls y Celtics). De la mano de un inconmensurable LeBron James, los de Florida son los máximos favoritos al título. Han reforzado su juego interior con el maltrecho Greg Oden y han fichado a un gran talento como Michael Beasley, el rendimiento de estos dos jugadores es incierto por su historial, pero en un vestuario campeón todo puede cambiar.
Derrick Rose: "I'm back"
Tras más de un año sin jugar, Derrick Rose, la estrella de Chicago, vuelve a la competición. Le hemos visto este mes a un grandísimo nivel en pretemporada, y es que después de ser precavidos con su lesión, el base ha vuelto al nivel que nos tenía acostumbrados. Ha liderado a su equipo a un 8-0, el único imbatido en esta pretemporada, con más de 20 puntos por partido. El viento vuelve a soplar en la ciudad de Chicago y estos Bulls ya son candidatos firmes al título.
El púrpura de los Lakers ya no brilla tanto...
El equipo de las estrellas por excelencia ha decidido hacer caso omiso a esa premisa y ha pasado de largo de gastar dinero para volver a fracasar como la pasada temporada. Estos Lakers no tienen muchas expectativas y los pronósticos los dejan fuera de Play Offs, pero precisamente esta poca presión puede hacer que veamos al equipo angelino más alto de lo que esperamos. Pau Gasol será el líder del equipo hasta que reaparezca Kobe Bryant, allá por Diciembre más o menos. Mike D'Antoni tiene una plantilla veterana, pero a la vez joven con fichajes como Nick Young, Wesley Johnson o Xavier Henry que tienen la oportunidad de su vida al jugar para la histórica franquicia angelina. Veremos si lo aprovechan...
Hollywood se muda de barrio
Los Clippers ya se habían quitado eso de ser el "barrio pobre de L.A" en las pasadas temporadas, y este año quieren ratificarlo con su primer título de la historia. Para ello han fichado como entrenador  a Doc Rivers y han completado su banquillo con jugadores de la talla de JJ Redick, Darren Collison, Jared Dudley o Antawn Jamison. Parece que este año el "showtime" se muda de barrio.
Un extremeño en el Oeste americano
Jose Calderón cambia el Este por el Oeste. Tras la pasada temporada donde estuvo en Toronto y Detroit, este verano decidió juntar fuerzas con el alemán Dirk Nowitzki e irse a tierras tejanas. Su adaptación ha sido estupenda, y ya le hemos visto anotando y repartiendo juego en pretemporada. A su lado, otra metralleta como Monta Ellis. El Big 3 está servido en Dallas.
Minnesota y los Play Offs
Los Timberwolves encaran una temporada con optimismo después de ser el conjunto con más lesiones de la temporada pasada. Nueve largos años son los que llevan en Minnesota sin disputar los Play Offs, y talento tienen de sobra para romper esa mala racha. Ricky Rubio dirige una orquesta con un juego interior temido por la liga: Kevin Love y Nikola Pekovic. Si estos tres jugadores rinden a un buen nivel, los Wolves pueden colarse sin problema entre los 8 mejores de la Conferencia.
Viejos rockeros en San Antonio
¿Cómo asimilarán los Spurs la decepción de las Finales? Después de verse como campeones, la dura realidad les devuelve a encarar otra temporada al máximo para hacerse con el anillo. Puede que sea de las últimas oportunidades para ilustres veteranos como Tim Duncan o Manu Ginobili de alzarse como campeones. El bloque es prácticamente el mismo, más un gran refuerzo como Marco Belinelli. Ya sabéis que los viejos rockeros nunca mueren y a estos Spurs no se les pueda quitar de la pelea.
¿Sonarán los truenos en la NBA?
Oklahoma City Thunder es el segundo favorito para los expertos detrás de los Heat. El equipo liderado por Kevin Durant sufrió un gran varapalo con la lesión de Westbrook, y de hecho el base se perderá un par de semanas en este inicio de temporada. La mejora continuada de jugadores como Serge Ibaka es clave en el devenir del equipo, y es que ya sabemos que Kevin Durant es capaz de cualquier cosa.
Dwight Howard se vuelve a mudar
Si el año pasado juntaba fuerzas con Kobe en Los Angeles, este verano decidió unirse a los nuevos Rockets de James Harden. Muy mal lo tiene que hacer el pívot norteamericano para no mejorar la pasada campaña. Estos Rockets ilusionan, y de la mano de ese dúo letal, aspiran a posicionarse entre los cuatro mejores del Oeste. Ya no quieren oír aquello de "Houston tenemos un problema"...
Los proyectos de estrellas: Brooklyn
Los Nets es otro equipo que ha sido gran protagonista en el mercado de fichajes. Jason Kidd, recién retirado, coge la manija de un equipo veterano, pero con hambre de título. Paul Pierce, Kevin Garnett y Jason Terry cambiaron el verde de los Celtics por la Gran Manzana y fichajes como Kirilenko más los cracks del año pasado, Deron Williams, Joe Johnson y Brook Lopez, puede resultar un cocktail explosivo. Si los Clippers han ido quitando el protagonismo a sus vecinos en Los angeles, en New York City parece que se repite la historia.
El rock de Elvis vuelve a sonar en Memphis
Los Grizzlies sin apenas cambios en la plantilla, toman esta temporada con grandes esperanzas. La pasada fue la mejor de la historia del equipo de Tennessee y con un Marc Gasol como líder indiscutible esperan colarse y dar un susto a los grandes favoritos. Se han hecho con la veteranía del doble campeón de la NBA, Mike Miller que vuelve al equipo tras su periplo exitoso en los Heat, y con un novato como entrenador: Dave Joerger.
También habrá que prestar atención a las reconstrucciones en Boston o Phoenix, la juventud y desparpajo en Cleveland y Washington, la temporada de consolidación de los Warriors y los Pacers o gratas sorpresas como pueden ser Denver, New Orleans y Detroit. El show ha comenzado y ya nos esperan más de 8 meses de puro espectáculo.

Edu Salán                                                               29 Octubre 2013

viernes, 25 de octubre de 2013

Una cita con el Doctor J.


Como el dicho apremia: "hay historias que merecen ser contadas", y la de Julius Erving es una de ellas. Tal vez uno de los mejores jugadores en la historia del baloncesto que se convirtió en leyenda, y en este artículo descubriremos cómo. Bienvenidos a la cita con el Doctor J.
Julius Erving nació en 1950 en la localidad de Long Island (New York). Su padre murió en un accidente de tráfico cuando él sólo tenía 9 años y su madre se pasaba el día trabajando para mantener a su familia, mientras Julius se encargaba de cuidar a su hermano pequeño Marvin.

En aquellas tardes bajo los rascacielos de la Gran Manzana, el pequeño Julius observaba desde su ventana las canchas del 'Campbell Park', donde decenas de niños jugaban al baloncesto. Sin embargo, la lluvia era un impedimento constante para jugar en las canchas de la calle, por lo que el joven Erving y un amigo se presentaron en la iglesia del barrio para jugar en el equipo de baloncesto, conocido como el "Ejército de Salvación". "Julius y yo éramos los dos únicos afroamericanos del grupo, pero éramos niños y no notábamos el racismo" recuerda Archie, amigo de Erving.
Julius Erving ya empezaba a destacar por su condición física, medía 1'90m pero saltaba como los ángeles. Pasó a jugar al Instituto Roosevelt donde sería apodado con un mote que sería su marca para toda la vida: 'The Doctor', pero ¿cómo surgió el mote? Leon Saunders, compañero de equipo, lo recordaba así: "En la cancha yo hacía ver que sabía todas las reglas. Julius me llamaba 'El profesor', y yo le decía ¿Y tú qué sabes? Tú discutes conmigo...¿Qué eres?...¿El Doctor?". Aquella broma entre colegas dejaría un legado para la historia.
Los años de Instituto llegaban a su fin, y Julius no encontraba acomodo para jugar en ninguna Univesidad, de hecho sólo un ojeador se interesó por el joven de Long Island. Finalmente, recibiría una llamada para jugar en la Universidad de Massachusetts, donde daría un paso de gigante en su proyección.
Tristemente, en su periplo universitario perdería a otro de sus seres queridos. Su hermano Marvin, que enfermó de lupus, fallecía a los 16 años. Fue un duro golpe para su hermano mayor, aquel que durante años le había cuidado. Julius rememoraba: "A partir de ese momento, no se enfrentarían  a un sólo jugador en la cancha. Llevaría conmigo el espíritu de mi hermano en cada partido".
En el tercer año de universidad creció del 1'90 al 1'98 y promedió la friolera de 27 puntos y 20 rebotes por partido. Sin embargo, Julius no podía exhibirse en esos partidos, por aquel entonces la NCAA (Liga Universitaria) prohibía el mate, y fue en la famosa cancha del 'Rucker Park' donde el joven Erving pudo lucir todo su repertorio.
En los veranos, el famoso parque neoyorkino organizaba los torneos de baloncesto con los mejores jugadores callejeros del país. Por allí habían pasado gente de la talla de Wilt Chamberlain o Connie Hawkins, e iba a ser la graduación perfecta para Erving. Mate tras mate, alley-opp tras alley-opp, Julius reunió  la mayor multitud en la historia del Rucker. Había gente subida a las ramas de los árboles, desde los puentes o tejados de las casas, todo el mundo quería ver a la joya de New York. Le apodaban "La Garra", "El Moisés Negro" o "El Halcón" hasta que un día se acercó al comentarista del Rucker y le dijo "Eh, si me tienes que llamar algo, llámame The Doctor". Ahora los jóvenes espectadores clamaban "The Doctor operará esta noche".
Así recordaba Tom Hoover, ex-jugador de los New York  Knicks, sus encuentros con Erving: "En una ocasión, yo le cubría e hizo un mate tan fuerte que el balón me golpeó la cabeza, los dientes se me cayeron al suelo y el publico rugió. Tuve que recogerlos del suelo y volver a meterlos en la boca. Eso ayudó a aumentar su reputación".
A principios de los '70 coexistían dos ligas profesional de baloncesto en Estados Unidos: la ABA y la NBA. El conflicto entre las dos era mayúsculo, la primera era el espectáculo puro, con un balón tricolor característico, animadoras que amenizaban los tiempos muertos y todo tipo de circo para el aficionado. Era la liga preferida para muchos. La ABA quitaba jugadores a la NBA fichándolos directamente del instituto o en los primeros años de Universidad, precisamente fue  así como Julius Erving pasó a formar parte de los Virginia Squires de la ABA en 1971.
La NBA no se iba a conformar, y año tras año presionaba para hacerse con los servicios de Erving, toda una estrella de la liga, pero a la que muchos no habían visto aún. El problema de la ABA era que los partidos no se televisaban, o ibas a la cancha a verlo en directo o apenas te enterabas. Todo se transmitía de boca en boca, y la leyenda del Doctor iba acrecentando de ese modo.
En 1973, Earl Foreman, dueño de los Virginia Squires, traspasaba a Julius a otro equipo de la ABA: los New York Nets. Erving volvía a casa, y convertiría al equipo en favorito al título. "Estaba de vacaciones en Maryland con mi mujer y los niños y recibí una llamada preguntándome si podía volver a New York, pregunte '¿Qué pasa?. 'Hemos conseguido a Dr.J' me respondieron. '¡Estaré ahí en 10 minutos!' dije " recordaba entusiasmado Kevin Loughery, entrenador de los Nets.
Julius Erving era el más molón de la Liga. Su pelo afro, sus cadenas, su forma de vestir... era el hombre del momento. "Se convirtió en una figura de culto. Adonde quiera que fuese, sólo querían ver a Julius" contaba Rod Thorn, técnico asistente de los Nets.
En aquella primera temporada con los Nets ganó el campeonato y el MVP. Su influencia en el equipo era total, "En un partido mi entrenador me dijo: '¿Sabes qué? Tenía este plan para el partido, y no funciona. Tienes que hacer algo' " contaba el propio Julius sobre aquellos años.
La temporada siguiente volvió a ganar el MVP, pero la ABA empezaba a agonizar. La NBA se posicionaba como la única liga en el país. La solución para la ABA pasaba por fusionarse o desaparecer. De hecho, era Doctor J. el que mantenía la maquinaria de la liga a flote. En 1976, la liga se redujo a 7 equipos. En esa temporada, Julius consiguió su tercer título de máximo anotador, su tercer MVP y un nuevo campeonato. Ese mismo verano, la ABA no tuvo más remedio que fusionarse con la NBA, que absorbió cuatro franquicias, entre las que estaban los Nets.
Sin embargo, el equipo de New York no pasaba por un buen momento económico y se vieron obligados a traspasar a Erving a Philadelphia 76ers, que iba a ser su nueva casa durante los próximos diez años.
El fichaje de Julius Erving por la NBA le llevaría a otro nivel. Por fin todo el mundo podría ver sus hazañas por la televisión, aunque la liga no pasaba por un buen momento en cuanto a jugadores y espectáculo por lo que Doctor J. se puso manos a la obra para revitalizar el espíritu de la mejor liga de baloncesto del mundo.
"Bueno, no necesitamos a estos tíos porque no juegan el verdadero baloncesto" clamaban las voces más críticas sobre la llegada de los jugadores ABA a la liga. Sin embargo, fue todo un impulso para la NBA. "Volvías al instituto y les decías a tus compañeros: ¡¿Visteis eso?! ¿Lo visteis?; Ni siquiera te acordabas del resultado, ¿Viste las jugadas que hizo? " recordaba entusiasmado Magic Johnson sobre la espectacularidad de Doctor J.
Su nuevo equipo, los 76ers, era un conjunto plagado de estrellas. Contaban con jugadores como Doug Collins, Darryll Dawkins o George McGinnis. "En nuestro equipo, el primero que la cogía, tiraba. Jugábamos baloncesto callejero" decía Dawkins. Y fue Erving el que se sacrificó cambiando su forma de jugar para ser más generoso por el bien del equipo, aunque no sería suficiente.
En 1977 llegaban a la Final donde se enfrentaban a los Portland Trail Blazers de Bill Walton. Con una ventaja de 2-0 en la eliminatoria, todo parecía cantado para los Sixers, pero una pelea en el segundo partido fue el punto de motivación para los de Oregón. "Portland lo uso para unirse como equipo, mientras que nosotros nos separamos" recuerda Doug Collins. En el sexto partido, con los Sixers al borde la eliminación, tenía que aparecer la figura del Doctor y así fue: anotó 40 puntos en el partido. Sin embargo, con uno abajo en la última posesión deberían anotar para no perder el título. Sorprendentemente, el entrenador de los Sixers dio la bola a George McGinnis para tirar el último lanzamiento, que erró. Los Blazers se proclamaban campeones de la NBA y nadie entendía que no se la hubiese jugado Erving. El título se alejó, pero la popularidad del jugador seguía en ascenso.
"Los partidos contra Doctor J eran como Woodstock" recuerda Bill Walton. El de Long Island ya no tenía el pelo afro, pero no sería sumiso al mito de Sansón, y en 1980 se plantaban de nuevo en la Final de la NBA, donde se encontrarían con un inmenso novato que recaló ese año en los Lakers. Magic Johnson ganaba la Final para el equipo angelino mientras que los Sixers volverían a saborear el fracaso.
La temporada siguiente, en 1981, Julius firmó una campaña espectacular convirtiéndose en MVP de la temporada. Sin embargo, igual que Magic un año antes, otro de los iconos que dominarían los '80 se cruzaría en su camino: Larry Bird y sus Boston Celtics apearon del camino del título a los de Philly. La historia se repetiría en 1982, donde caerían de nuevo ante Los Angeles Lakers en la gran Final.
Las voces más críticas empezaban a caer sobre Doctor J: "Al final, si ganas un campeonato como jugador de la NBA estará contigo para siempre, si no, siempre serás visto como un perdedor". Pero la mayoría coincidían en que "No es cuestión de lo bueno que eres, es cuestión de lo bueno que es tu equipo" y  que "no puedes tener sólo a un tío, necesitas algo de ayuda". Dicho y hecho, ese verano los Sixers fichaban a Moses Malones, uno de los jugadores más dominantes de la liga y que además se complementaba a la perfección con Erving.
Con esa dupla de oro, los Sixers firmaron el mejor récord de la temporada 1982/1983 y llegaban a la Final donde tendrían su oportunidad de revancha frente a los Lakers. "Nunca he visto a todo el país animando a un sólo tío, por lo que había sido para la liga y lo que había hecho por el baloncesto" decía Magic sobre aquel duelo. El tiempo por fin fue justo con El Doctor J y conseguiría su ansiado título: "Fue un gran alivio. Como un ladrillo que estaba sobre tu cabeza esperando a golpearte, y de repente  ya no estaba allí".
Después de subir a la cima, Julius Erving notaba como el tiempo iba desgastando su físico y en el Otoño de 1986 anunciaba públicamente que esa sería su última temporada como jugador de la NBA. Así, por cada pabellón al que iba a jugar recibía un merecido homenaje. Todo el mundo pudo agradecerle tantos años de espectáculo.
Una vez retirado las siguientes generaciones le rendían pleitesía: copiaban sus movimientos, imitaban sus gestos... De hecho, él fue el jugador referencia para el que después se convertiría en uno de los mejores de la historia, superando a su maestro, Michael Jordan.
"Cambió el juego de una forma en la que mucha gente no se dio cuenta. Como ejemplo, si alguna vez has oído a Michael Jordan, él siempre dice que admiraba e intentaba ser como Doctor J. Por lo tanto si no existiese Doctor J, Mike no tendría a nadie a quién admirar, así que no tendríamos a Mike o a tíos como yo que le admiramos" declara LeBron James.
Ya fuera del ámbito baloncestístico, el apellido Erving volvería a ser noticia. En el año 2000, la tragedia se colaba de nuevo en la vida del Doctor J cuando su hijo Cory, de 19 años, fallecía en un accidente de coche. Su hijo fallecía a la misma edad que tenía él cuando perdió a su hermano. Todo le era tan similar, aunque a la vez tan doloroso. Aquel repentino golpe rompió los lazos con su esposa, incapaces de convivir tras el duro mazazo.
"Me gusta pensar que los mejores días de mi vida están por venir" declaraba recientemente Doctor J. .Julius Erving se ve en el espejo y mira hacia delante. El resto que lo ve, mira hacia atrás. Fue la superestrella más molona que jamás haya existido y el icono al que todavía se aferran tantos. "Él era la ABA. Revitalizó la NBA...Señoras y señores, Doctor J" fueron las palabras del speaker de los Nets cuando inmortalizaron su camiseta en el techo del pabellón.
Este es un pequeño homenaje a la memoria de un pionero que revolucionó el juego. "Ese hombre es amado universalmente. Este maravilloso artista que tenía el regalo definitivo: hizo feliz a la gente" añadía Bill Walton. Espero que "La cita con el Doctor J" les haya sido placentera.


La información de este artículo está recogida del documental "The Doctor" emitido por NBA TV.


Edu Salán                                                                                    25 Octubre 2013

miércoles, 9 de octubre de 2013

Reggie Miller: Un killer en la Gran Manzana


La década de los '90 nos dejó rivalidades históricas en la mejor liga del mundo. Desde los Bulls de Jordan frente a los "Bad Boys" de Detroit o los Seattle Supersonics de Kemp y Payton contra los Phoenix Suns de Barkley, pero la rivalidad entre New York Knicks e Indiana Pacers tal vez sea de las más recordadas por la dureza que se empleaba en cada partido y las actuaciones para la historia de sus estrellas. En  este artículo ahondaremos en esa rivalidad centrándonos en la figura de Reggie Miller.
Metidos en la década de los '80, tanto New York como Indiana pasaban una mala época en cuanto a resultados, pero el amor por el baloncesto era patente en ambas ciudades. El baloncesto purista de Indiana frente al baloncesto callejero de la Gran Manzana. "Toda pequeña ciudad del estado de Indiana disponía de un equipo de baloncesto, y durante los torneos , las ciudades se cerraban al público. Peluquerías, farmacias..todo se cerraba para que la gente fuese al pabellón" contaba Bob Leonard, comentarista de Indiana Pacers.
A más de 1.000 km de distancia, se encontraba la Gran Manzana, ciudad de rascacielos, de modernidad, de los parques de baloncesto callejeros donde habían nacido las grandes leyendas de este deporte. Los neoyorkinos para despreciar a los de Indianápolis la llamaban "Indianadie lo conoce". Eran dos polos puestos, el paleto de pueblo contra el hombre de ciudad, el juego rural frente al juego urbano.. Toda esta rivalidad no tardaría mucho en trasladarse a la cancha.
1985, unos Knicks de capa caída obtienen el premio gordo: el nº1 del Draft, y no iba a ser otro que Patrick Ewing. Con esa elección pasaban de perdedores a infundir a la ciudad de Nueva York la esperanza en todos sus rincones. Tal fue la fiebre que en apenas días se vendieron todos los abonos de la temporada e incluso tan sólo unas horas después del Draft ya vendieron más de 5.000 entradas. El pívot de origen jamaicano de la Universidad de Georgetown era el Elegido para llevar a los Knicks a lo más alto de la cima.
El camino en Indiana fue algo más arriesgado. En 1986 habían contratado a Donnie Walsh como nuevo General Manager y tuvieron en 1987 una buena posición en el Draft. Todo apuntaba a que el elegido por los Pacers sería Steve Alford, ídolo local y máximo anotador de la historia de la Universidad de Indiana, pero todos vieron como Walsh elegía a un desconocido escolta procedente de UCLA en el nº 11, su nombre: Reggie Miller. Aquella decisión amargaría la vida de Walsh durante los primeros meses, llegando incluso a ser amenazado de muerte por no elegir a Alford, que acabaría en Dallas Mavericks. Pese a todo, el tiempo le daría la razón.
Reggie Miller, igual que Ewing en los Knicks, llegaba como la gran esperanza. "Sabía que habría expectativas, que me observarían con lupa, pero eso era lo que quería". Sin embargo, los comienzos no fueron fácil para el jugador californiano, que era más conocido por ser el hermano de Cheryl Miller, tal vez la mejor jugadora de todos los tiempos. "Le machacaba, me encantaba machacarle. Reggie era tan repelente" recordaba Cheryl sobre la convivencia con su hermano.
El bueno de Reggie quería hacerse su propio nombre y despegarse de "ser el hermano de". Un día, jugando para la Universidad de California (UCLA) , Miller se salió. Anotó 40 puntos en aquel partido. Tras acabar se subió al coche junto a su padre y su hermana, y emocionado vacilaba "Les hemos dado una paliza, ¿Y sabes qué Cheryl?...He metido 40 puntos, me he salido! " a lo que Cheryl contestó: "Yo he metido 105". Esa misma noche, mientras el hermano lograba uno de sus mejores partidos, la hermana mayor batía el record del Estado de California en un partido. Reggie siempre ha reconocido que su hermana era imbatible, y que ese carácter le enseñó a salir siempre con agresividad y garra a la cancha.
Aparte de su faceta como anotador y triplista consumado, Reggie era el mayor provocador en una pista de baloncesto. "Era capaz de sacar de quicio al mismísimo Michael Jordan. Era el mejor" decía Ahmad Rashad, comentarista de televisión. O el propio Reggie Miller afirmaba: "El 70% de lo que digo en la cancha lo empleo para motivarme, el 30% restante para ver si puedo comerle la cabeza al contrario".
Con dos jugadores que se convertirían en estrellas, sólo faltaba alguien que los manejase. Pat Riley se convirtió en el nuevo entrenador de los Knicks, mientras que Larry Brown hacía lo propio con los Pacers. Riley imprimía esa dureza y garra al conjunto neoyorkino: "Esta noche vamos a ganar algo: o el partido o la pelea" contaba Greg Anthony, jugador de los Knicks, mientras que Brown convertía a todos en un solo jugador, en un equipo: "En los partidos era insoportable, pero en cierto modo nos estaba cohesionando como equipo porque todos decíamos: no soportamos al entrenador, pero tenemos que jugar bien" recordaba Reggie.
Los dos equipos ya estaban preparados para asaltar el podio, y más al inicio de la temporada 93/94 cuando Michael Jordan colgaba las botas por dos años. El que había sido el instigador por antonomasia derrotando a todo rival durante los últimos años decía adiós por un tiempo, abriendo  el cielo para New York e Indiana.
Ese mismo año se vieron las caras en la Final de la Conferencia Este. Una serie al mejor de siete partidos a cara de perro por hacerse un hueco en la gran final de la NBA. New York ganó los dos primeros partidos, pero pronto Indiana contrarrestó empatando la serie. Con el 2-2 en la eliminatoria, el Madison acogía el quinto partido, y un personaje que no era jugador de baloncesto sería el protagonista de aquella noche: Spike Lee. El cineasta ya era conocido en toda la Liga por picar a las estrellas rivales desde la grada animando a su equipo, los Knicks de New York. "Cuando juegan las estrellas en NY no sólo quieren ganar, sino cerrarle el pico a ese bocazas" añade Ahmad Rashad.
Ese día no iba a ser menos, y el bueno de Spike centró su burla en la estrella de los Pacers: Reggie Miller. "Hicimos una apuesta, si ganaban mis Knicks, Reggie tendría que visitar a Mike Tyson a la cárcel de Indianápolis. Si ganaban los Pacers, tendría que dar a la esposa de Reggie un papel en mi próxima película" recordaba Spike. Parecía que al principio el pique desconcentraba a Miller, y con una ventaja considerable en el marcador, los Knicks afrontaban el último cuarto con medio partido en el bolsillo. Las burlas seguían, ahora el estadio coreaba el nombre de Cheryl para reírse de su hermano. Sin embargo, el talento de Reggie estaba aún por explotar. A cada palabra de Spike Lee le seguía un triple de Miller acompañado de una mirada penetrante. Indiana remontó y acabó ganando aquel partido con 25 puntos de Reggie Miller en el último cuarto. Miller miró a Spike y con una mano le hacía el gesto de ahorcado, mientras que con la otra se agarraba la entrepierna. A Spike no le sentó nada bien, Reggie había callado al "bocazas".
Tras ese partido, Indiana se adelantaba 3-2 en la Final y toda la ciudad echaba la culpa al director de cine por la derrota. Las portadas de los periódicos de la Gran Manzana clamaban: "Cierra el pico". Sin embargo, no había tiempo para llorar y la serie viajaba a Indianápolis para un sexto partido clave, que podía ser el final de la temporada para los Knicks y el pase a la Final de la NBA para los Pacers.
Spike Lee viajó a Indiana para ver el partido en primera fila. El público se centró en Spike para molestarle todo lo posible, desde tirarle la gorra hasta carteles con "Mi perro se llama Spike", e incluso una empresa de venta de coches despidió a uno de sus empleados por haberle vendido en la reventa las entradas al director neoyorkino. Spike se salvó de la quema y sus Knicks lograron la victoria en aquel partido para forzar un séptimo y definitivo encuentro. John Starks, una de las estrellas neoyorkinas, se acercó para dar un abrazo a Spike después del partido. El optimismo volvía a las calles de la gran ciudad.
El 7º partido no tuvo mucha historia, y los locales se impusieron a los Pacers. Reggie lloraba desconsolado tras el partido, sabedor de que había perdido el primer combate de una guerra que aún no había acabado. Los Knicks pasaron a la Final, aunque perdieron tras siete intensos partidos frente a los Houston Rockets de Hakeem Olajuwon.
Tras el parón veraniego, los dos equipos volvían a ser contendientes en la Conferencia Este. Indiana se reforzó con Mark Jackson. El que es actualmente entrenador de Golden State Warriors había salido muy mal parado de su año en New York, y los Pacers necesitaban de alguien que tuviese ganas de hacer picadillo a los Knicks como la tenían el resto de compañeros. Mark Jackson pronto se convirtió en un jugador importante en el equipo, aparte de ser el motivador de Reggie Miller, que encontraba en el base alguien que le encendía el fuego competitivo con sus palabras.
En la temporada siguiente el destino volvía a juntar a los dos equipos en Play Offs, esta vez en las Semifinales de la Conferencia, y ya en el primer partido se vivieron cosas alucinantes.
A falta de 18 segundos, el Madison celebraba la victoria de su equipo que iba seis puntos arriba en el marcador. Entonces, Reggie anotó un triple, y tras el saque de fondo del rival, robó el balón, se dio media vuelta hasta la línea de tres y anotaba otro triple que empataba el marcador en apenas segundos. Tras este, John Starks fue objeto de falta e inexplicablemente fallaba los dos tiros libres, a lo que Reggie Miller respondía anotando los dos libres en la otra cancha tras recibir una falta en el rebote. La cara de incredulidad en el Madison era latente, "Habíamos estado allí entrenando cuando sólo estaban los conserjes y no había tanto silencio como entonces" recordaba Greg Anthony. La ciudad enmudeció ante la gesta de Reggie Miller.
La serie continuaba e Indiana llegó a adelantarse por 3-1 en el marcador. Reggie tuvo un triple para ganar el quinto partido, pero erró. La serie llegó a un séptimo encuentro. La historia brindaba a los Pacers la posibilidad de vengarse de la derrota de la temporada anterior, y el baloncesto volvería ser espectáculo aquella noche, aunque con suerte dispar. Patrick Ewing falló una bandeja aparentemente cómoda sobre la bocina e Indiana ganó el partido y la eliminatoria. "Din-don, la bruja ha muerto. Din-don, la bruja ha muerto" relataba exaltado uno de los comentaristas de Indiana. Los Pacers conseguía el pase a la Final de Conferencia, aunque caerían frente a Orlando Magic.
Fue la historia de una rivalidad, la historia de la lucha entre titanes. "Para Reggie el duelo Indiana vs New York era de proporciones bíblicas. Indiana, la ciudad sagrada, contra New York, Sodoma y Gomorra". Y sin duda, aquel espíritu de lucha y de victoria vistió de gala a dos equipos que nos brindaban cada noche un espectáculo para recordar. "Al final, Reggie se superó a sí mismo" contaba su hermana.
Este artículo está basado en el documental "WinningTime, Reggie Miller contra los New York Knicks" dirigido por Dan Klores, y que podéis disfrutar en la sección 'Vídeos' del blog.


Edu Salán                                       9 Octubre 2013

martes, 1 de octubre de 2013

Juanma L. Iturriaga: "Escribir me satisface como pocas cosas"


Hola Juanma, todo un placer poder contar contigo para esta entrevista en NBAlMaximo.
1.       ¿Cómo fueron tus inicios como jugador de baloncesto?
Pues como los de cualquier chaval. Al principio jugaba a muchas cosas a la vez: futbol, frontón, hockey, baloncesto, hasta que a eso de los 12-13 ya me decanté por el baloncesto, al que llegué de forma algo casual por el empeño de un entrenador del colegio que me dijo que con la altura que tenía, casi 1,80 con 12 años, lo mío tenía que ser el baloncesto.
2.       Luego, tu etapa de mayor éxito jugando 12 años en el Real Madrid (1976-1988), ¿recuerdas con nostalgia aquella época?
Nunca he sido muy nostálgico. Hombre, echo de menos tener veintitantos años y  poder con casi todo. Pero procuro mirar lo justo hacia atrás para no perder el foco en el presente y el futuro cercano. Fui muy afortunado en vivir unos años fantásticos haciendo lo que más me gustaba y rodeado de gente muy especial, y eso me acompañará siempre.
3.       ¿Por qué decidiste colgar las botas tan pronto? Sólo tenías 31 años...
Me retiré cuando vi que me interesaba más hacer otras cosas que seguir jugando. Además lo de la edad es relativo. Desde los 14 años no había parado y desde los 17 jugué en la máxima categoría. 14 temporadas en la élite yo creo que son suficientes, ¿no?
4.       Formas parte de aquel hito que fue conseguir la plata olímpica en Los Ángeles '84, ¿Se puede decir que fue el primer paso en el camino para que hoy en día gocemos de tantos éxitos a nivel de selección?
Entre estas dos generaciones hay más de 20 años de diferencia, por lo que no se nos puede considerar referentes directos. Yo diría que aquella selección, como otros pioneros de los 80, empezamos a cambiar un poco el panorama del deporte español, hasta entonces muy acomplejado. Luego llegaron los Juegos de Barcelona, y a partir de entonces los futuros deportistas pasaron de crecer viendo perder a crecer viendo ganar. Y eso marca totalmente.
5.       ¿Qué opinas de la actuación de nuestra selección en el último Eurobasket de Eslovenia consiguiendo el bronce?
Correcta. Y suficiente para un año difícil, con muchas bajas. Suelo intentar analizar bajo dos puntos de vista, el juego y el resultado. El juego ha sido discontinuo, a rachas y con graves carencias en los finales de partido. El resultado es mejor, con una medalla que aunque sea de bronce, continua la racha maravillosa de esta selección.
6.       Atendiendo a la actualidad más inmediata, acabas de volver de Dubai donde, junto a otros compañeros veteranos del Real Madrid, conociste a Kobe Bryant. ¿Qué nos puedes contar de esta experiencia?
Pues ha estado bien. He conocido un país donde nunca había estado, nos hemos reído mucho y de paso hemos visto in situ a Kobe Bryant y toda su maquinaria propagandística y personal. Para tres días, más que suficiente.
7.       El espíritu del "Palomero" sigue vivo, ¿Cómo surgió este mote?
Pues la verdad es que no lo sé, pero me lo colgaron en los últimos años de mi carrera. Al principio me mosqueaba un poco, pues reducir mi carrera a hacer de palomero me parecía injusto, pero llegó un momento que dejé de pelear por ello. ¿Qué era un palomero? Pues vale. Además estoy muy orgulloso de haber conseguido que lo del palomero, que comenzó siendo algo peyorativo, ahora sea mi marca.
8.       ¿A qué jugador actual le atribuirías ese apodo?
No hay ninguno que lo practique habitualmente, pero me encanta cuando lo veo en gente como Rudy o incluso Pau Gasol.
9.       Tras la retirada, te inicias en el periodismo en Telemadrid a través del programa "Al Contraataque", ¿Cómo surge esta nueva aventura?
Yo tenía pensado dedicarme en principio a escribir, cosa que ya lo estaba haciendo incluso como jugador y a ser comentarista de partidos. Pero justo cuando me retiré, Telemadrid se planteó hacer un programa alrededor del partido de baloncesto que daban todas las semanas, los domingos. Me lo propuso Jose Joaquín Brotons y me lancé sin pensarlo.
10.   Te hemos visto presentando más programas, concursos televisivos, anuncios o pequeños cameos en series de televisión, ¿Cómo era trabajar en un medio de masas como la tv?
Pues la verdad es que me ha resultado bastante natural. Al fin y al cabo, no he tenido que representar ningún papel, simplemente ser yo mismo. Y una vez que coges el truquillo de presentar, pues lo mismo da una cosa que otra. Además y por fortuna, siempre he trabajado en proyectos que han ido mucho con mi forma de ser, lo que me ha ayudado mucho. Ahora bien, en este momento, el mundo de la tele me parece demasiado volátil, un poco histérico con el tema de las audiencias por lo que prefiero otros medios como la prensa o la radio.
11.   Aparte del mundo televisivo son ya casi 30 años colaborando en El País, ¿Alguna vez pensaste estar tan ligado a los medios de comunicación?
Siempre me ha gustado escribir, por lo que era una posibilidad que manejé incluso antes de hacerlo. Poderlo realizar en un medio tan importante como El País es todo un orgullo. Escribir me satisface como pocas cosas.
12.   Y hace un par de años también haces radio en la Cadena Ser. Habiendo probado todos los medios,¿ qué de especial tiene la radio para ti?
La radio es fresca, directa, te permite un análisis que la velocidad de la televisión hace imposible y además, y como me ocurre con El País, poder hacerlo con Francino en la SER es todo un honor. Me encanta la radio y sólo me arrepiento de no haberlo hecho antes. Pero bueno, la vida tiene sus tiempos, y estoy encantado de que me haya llegado esta oportunidad.
13.   En este blog hemos entrevistado a profesionales que compartieron estudio con el mítico Andrés Montes, ¿Qué nos puedes contar sobre aquellos veranos cubriendo a la selección con el maestro Montes para La Sexta?
Pues que fueron mágicos. Poder vivir con Andrés momentos como el Mundial de Japón o nuestro primer Oro europeo de Polonia fue fantástico. Andrés era un personaje inclasificable, particular y con el que tenía una química muy especial. Le sigo echando de menos.
14.   Otro que nos dejó hace muy poco y con el que el pasado año compartías retransmisiones en TVE es Manel Comas, ¿Cómo fue trabajar con "El Sheriff"?
Desafortunadamente tuve poco tiempo de disfrutarlo, pero aunque no éramos amigos, nos conocíamos desde hace tanto tiempo que me resultaba muy fácil trabajar con él. Su lucha contra el cáncer fue un ejemplo de resistencia, aunque al final ese partido lo terminase perdiendo. Otro tipo especial al que he tenido la suerte de conocer.
15.   También destaca tu estreno como escritor con la publicación de "Antes de que se me olvide", libro autobiográfico.¿ Cómo te decidiste a hacerlo?
Era un idea que barajaba desde hace mucho tiempo, pero que por diversas razones, la mayoría por vagancia, fui posponiendo. Pero la editorial Turpial me animó lo suficiente a hacerlo que por fin me puse manos a la obra. Y estoy encantado porque fui capaz de escribirlo y lograr contar lo que quería contar.
16.   Queremos conocer al Juanma L. Iturriaga fuera de lo que es el ámbito baloncestístico y periodístico. ¿Cuáles son tus gustos musicales? Muchas veces te vemos con camisetas de grupos míticos de rock como Led Zeppelin, The Ramones...
Mis gustos son muy amplios, pero el rock y el funky quizás son mis estilos preferidos. Creo que los 60, 70 y 80 fueron tremendamente prolíficos y la mayoría de mis grupos y artistas favoritos son de aquella época. Beatles, Stones, Kinks, Prince, Ramones, Led Zeppelin, ACDC, etc. Y por supuesto clásicos como Elvis o Jimi Hendrix.
17.   ¿Cuáles son tus aficiones?
Muy normales. Pero sobre todo leer y ver series de televisión. Soy un fanático de las series americanas e inglesas, que sigo por decenas. Ahora mismo estoy a punto de meterme en vena la última temporada de Breaking Bad, una serie a la altura de las míticas Soprano o The Wire. Todos los días dedico un par de horitas a verlas y las disfruto mucho. Comedias, dramas, históricas... si son buenas, me valen.
18.   Este blog es de NBA, ¿Alguna vez pensaste en aterrizar en la mejor liga del mundo?
Bueno, mi blog comenzó siendo de baloncesto y ahora es de todo lo que me pueda interesar en algún momento. Y no, nunca pensé jugar en la NBA. En aquellos tiempos la distancia era sideral y salvo que fueses Fernando Martín, ni te lo planteabas.
19.   Por último, ¡vamos con un rápido cuestionario sobre la liga norteamericana!
-¿Equipo preferido?
He sido de los Lakers de Magic y  los Bulls  de Jordan, pero ahora mismo no tengo ninguno que me vuelva loco.
-¿Mejor jugador de la NBA?
El mejor, Kevin Durant. El más decisivo, Lebron James.
-¿Quién ganará el campeonato este próximo año?
Supongo que otra vez los Heat.
-¿Crees que Calderón se acoplará bien en Dallas?
Seguro. Es su gran oportunidad después de estar demasiados años en un equipo perdedor. Jose se merece estar entre los mejores.
-¿Volverá Pau al nivel que nos tenía acostumbrados en Lakers?
No lo sé. Espero que si, aunque los años no pasan en balde. Veo a los Lakers de comparsas este año.
-¿Ves a algún español ganando el título en un futuro cercano?
El que ahora lo puede tener más cerca es Marc, pero viendo los que están ahora y en los equipos en los que están, no creo que esto se produzca a corto plazo.
20.   Muchas gracias Juanma, ha sido todo un placer y esperemos seguir disfrutando contigo ya sea en prensa, radio o televisión. Un abrazo.
El placer ha sido mío. Un abrazo.



Edu Salán                                                                 1 Octubre 2013