Cuando oyes las siglas NBA no solo las relacionas con el
baloncesto, sino con la palabra espectáculo.
Añoras desde el salón de casa vivir en directo ese
maravilloso 'show' que resulta la NBA como atractivo para todo el mundo. Desde
el olor de las palomitas y los 'hot dogs' que traspasan la televisión hasta el
famoso actor en primera línea increpando a un árbitro o a un rival. Todo forma
parte del baloncesto.
En Europa, tras varios años en los que se intentó acercarse
al nivel estadounidense, el baloncesto se trata como puramente baloncesto. Tal
vez, no recuerdan que la gran parte de los culpables de que el baloncesto sea
uno de los deportes más seguidos en todo el mundo la tenemos nosotros, los
aficionados. Son muchas las formas en las que podemos participar, pero nos
tienen que incentivar para ello.
Es cierto que en España se toma desde una perspectiva
distinta, ya que el baloncesto no tiene el alcance en el público como deporte
nacional; pero si la promoción también falla, no ayuda a su difusión.
Ya lo decía Quevedo: "Poderoso caballero es Don
Dinero". Y sí, en España se invierte poco en el baloncesto. No hay que
irse muy lejos para ver la disputa este año de los derechos televisivos en los
que han pagado lo mínimo salvando la liga española. También otros equipos que
disputan competiciones europeas que ni son televisados a escala nacional.
Crucemos el charco de nuevo; desde la iluminación de los pabellones,
el aforo de éstos, el sonido del balón cuando entra en el aro, atractivas
presentaciones para los medios... la NBA es un negocio en Estados Unidos que
saben exportarlo por todo el mundo que tiene sus ventajas e inconvenientes pero
que apuesta por el baloncesto.
El señor David Stern,
comisionado de la Liga, que anunció recientemente que se retirará dentro de un
año, ha reconvertido la liga al proceso que nos hace falta aquí en sus treinta
años de mandato. Ha dejado que lo referente a puramente baloncesto sea incumbencia
de los profesionales dedicados a ello (jugadores, entrenadores, árbitros, etc.)
, y ha mirado hacia el espectador para ofrecerle y engancharle a un espectáculo
del que seguro quedará satisfecho.
En España, un seguidor de un equipo en concreto que juegue
la liga nacional, competición europea, Copa del Rey y posibles rondas finales
de cada competición puede ver en una temporada alrededor de 60-70 partidos de
su equipo. En la NBA, un aficionado tiene asegurado 82 partidos sin contar Play
Offs. Mismo tiempo en las dos competiciones. Queda clara la oferta de partidos.
Es cierto que para ver NBA tienes que pagar, exceptuando algún
que otro partido a la semana, pero es un precio que pagas para disfrutar de lo
que sabes que un día sí y otro también te va a ofrecer el espectáculo que
deseas: es la seguridad que la NBA transmite como espectáculo.
Otra nueva norma de hace apenas unas semanas ha salpicado
esta polémica. La FIBA ha eliminado los Europeos cada dos años pasándolos a
cada cuatro años, y también ha programado partidos entre selecciones en plenos
meses de competición. Esto es sin duda perjudicial para el público, ya que
todas las estrellas internacionales que estén jugando en la NBA no podrán
disputar esos partidos. ¿Realmente se piensa que aficionados de selecciones
como Francia o España que cuentan con gran número de jugadores NBA seguirán este tipo de partidos si no van a
poder disfrutar de las respectivas estrellas?
Otro ejemplo son los programas que en Estados Unidos se
denominan 'NBA Cares'. Programas de ayuda social, en los cuales jugadores
visitan hospitales, comedores sociales, realizan labores de ayuda humanitaria, etc.
Todo ello vende una buena imagen de la que la Liga y el propio jugador como
ídolo del público saben aprovechar.
Es otra cultura totalmente distinta en cuanto al deporte, y
en este caso, al baloncesto.
La NBA empieza a convertirse en utopía más que en realidad.
Solo el esfuerzo de todos y cada uno de los aficionados al deporte de la
canasta podrá revertir esta situación en un futuro.
Eduardo Salán 28 Noviembre 2012
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