Empezaba la tercera temporada en
el Instituto y ya competían a nivel nacional, pero daba igual, ganaban los
partidos por 20, 30 o hasta 50 puntos de diferencia. Romeo se entusiasmaba: "Nos sentíamos invencibles, Éramos intocables". Ya se
empezaba a hablar de aquel equipo como el mejor de la historia del baloncesto
estudiantil y también en un jugador, LeBron James, que se convertiría
en el primer atleta estudiantil en ser portada de Sports Illutrated en
más de 36 años. Todo el mundo hablaba de 'El Elegido' y la popularidad crecía a
un ritmo desorbitado. Trasladaron los partidos del Instituto a la Universidad
de Akron por problemas de aforo, e incluso entonces, en los partidos más
importantes, los 5.000 asientos no eran suficientes. Sian narraba
: "Era como jugar en la NBA.
Había aficionados en los hoteles, chicas que subían a las habitaciones. Había
reventa de entradas por 300 dólares para ver un partido de baloncesto
estudiantil."
Era todo una locura. ¿Cómo le
decías a chicos de 16 años que no perdiesen la cabeza si había unos 300 chicos
ahí afuera esperando por autógrafos?. Todo aquello se empezó a reflejar en la
pista, y es que los chicos no escuchaban al entrenador Joyce, como ratificaba Sian: "Lo ignorábamos como diciendo: Da igual,
ganaremos de todos modos". Aquella chulería les acabó pasando factura
en la final estatal frente a Roger Bacon de Cincinnati . Incluso el entrenador
Joyce, en la charla pre partido abroncaba a sus jugadores: "Autocomplacientes,
arrogantes, egoístas: nosotros no somos así". Aquel aviso no sirvió, y
los Spartans de Roger Bacon liderados por Beckham Wyrick derrotaron a los
chicos de Akron. El sueño del campeonato nacional se desvanecía una vez más.
Tras encajar un nuevo fracaso, los
Irish se enfrentaban a su último año de instituto y lo tenían claro: "No volveremos a perder". El
entrenador Joyce se convirtió en la pieza más respetada del vestuario, como expresaba Willie: "Le dije a LeBron: Es nuestro último año. Hay que ganar. Haré lo
que diga el entrenador Dru; y si alguien le dice algo, se las verá
conmigo". Con esa motivación, desde julio de aquel verano el equipo
empezó a entrenarse para conquistar el título nacional.
Al empezar el curso, colocaron a
la St.Vincent-St.Mary en el puesto nº 23 del ranking nacional, algo que sentó
muy mal en el vestuario, pero estaban dispuestos a demostrar que se habían
equivocado. Querían ser el mejor equipo del país. Y es que para los jóvenes de
Akron era la última oportunidad de conseguir lo que estaban buscando desde que
jugasen juntos en el colegio.
En esa temporada, Willie se cayó
del quinteto titular. Desde que se dislocó el hombro jugando al fútbol
americano ya no era el mismo, pero rápidamente aceptó su nuevo rol, y salía
perfectamente acoplado desde el banquillo para ayudar a los suyos.
En el camino hacia el nº 1
tuvieron que batir a grandes equipos como el Oak Hill de Carmelo Anthony, que
por entonces ostentaba ser el mejor equipo del país. LeBron y compañía
despedazaban a los rivales, como
afirmaba Romeo Travis: "Le
avisábamos a la gente de que no éramos el mismo equipo que el año pasado".
La unión entre los jugadores era
muy fuerte tanto en la pista como fuera de ella. Poco a poco fueron escalando
puestos en la clasificación hasta que se enfrentaron al Mater Dei de
California, equipo ante el que perdieron su primer campeonato escolar, por el
número 1 del país, pero no contaron con Sian que ese día disputaba un partido
muy importante con su equipo de fútbol americano en el que se jugaba una beca
para la universidad. Pese a la baja de Sian, el equipo no ofreció duda alguna y
ganó fácil aquel partido. "Ver lo
que habíamos conseguido, cuando hace unos meses éramos el 23º, o cuando hace
años ni siquiera figurábamos en la tabla, o incluso hace más tiempo, cuando ni
siquiera se nos mencionaba. El día que vimos que St.Vincent-St.Mary era el
equipo nº 1 del país, fue uno de los mejores días de nuestras vidas"
recordaba LeBron.
Los jóvenes Irish habían puesto a
Akron en el mapa de EEUU, pero ahora tenían que cargar con la batuta de
favoritos para conquistar por fin el título nacional. En aquella aventura las
cosas no empezaron muy bien para LeBron. El joven talento ya era una celebridad, pero la gente se preguntaba si
era bueno estar rentabilizando su fama tan pronto, y es que todo el mundo le
hacía regalos. Las sospechas arrancaron cuando vieron al joven con un Hummer
que le había regalado su madre. Era un coche de 50.000 dólares que la madre
había conseguido mediante un préstamo en el que el banco era sabedor que lo acabaría
recuperando en un futuro, aunque en ese momento la familia James no tuviese
dinero para pagarlo. Aparte, LeBron recibía cajas de zapatillas a su casa todos
los días, pero fueron dos camisetas que aceptó como regalo en una tienda de
Cleveland las que el Comité Deportivo de Ohio tomó como prueba, y aplicando la
ley, decidió suspender a LeBron para toda la temporada.
"Cuando oí que no era apto para jugar durante el resto de la
temporada no podía creerlo. Sentía que había decepcionado a mis compañeros"
contaba amargamente LeBron
sobre aquella sanción. Una sanción que cayó como un jarro de agua fría en el
vestuario de los Irish y en todo el Estado de Ohio, y es que tendrían que
afrontar el tramo más importante de la temporada sin su mejor jugador.
"Aún recuerdo que fui a entrenar ese día, pero no fui capaz, me
pasé todo el entrenamiento llorando, sentado en la línea de banda, porque no
podía estar ahí para ayudar a mis compañeros, y sabía que llegaría un momento
en el que me iban a necesitar, y quería estar ahí para ayudarlos, pero no
podía." lamentaba
LeBron. El joven James tuvo que ver el partido que su equipo jugó frente
a los Bulldogs desde la grada. Pese a su gran baja, el equipo demostró estar
muy unido y se llevó la victoria por tan sólo un punto gracias a una canasta de
Romeo Travis en el último segundo. Aquel gesto acrecentaba aún más la leyenda
de los Irish de St.Vincent- St.Mary.
Tras llevar el caso a juicio, el
juez falló a favor de LeBron y consideró excesiva aquella sanción. LeBron James
podía reincorporarse junto a sus compañeros para conquistar el título nacional.
Llegó el día: 22 de Marzo de
2003, los Irish de la St.Vincent-St.Mary High School se enfrentaban a Alter
High School por el gran título, pero no todo iba a ser un camino de rosas hacia
el campeonato. Finalizada la primera parte, los Irish se iban al vestuario por
debajo en el marcador y las dudas hacían mella en la mente de los jugadores,
como en la de Romeo Travis: "Nos
fuimos perdiendo al descanso y pensé: Otra vez no. No dos años seguidos.".
El entrenador Joyce era sabedor
de la importancia de aquellos 15 minutos en el vestuario antes de saltar a la
cancha.: "Chicos, ya no es cuestión
de táctica. Quiero que, por un momento, sean conscientes de lo que pasa. Les
han dado una oportunidad. Algunos de estos muchachos: Dru, LeBron, Sian, Romeo,
Willie, no volverán a jugar otro partido de baloncesto juntos. Éste es el
último partido que los entrenaré. Hagamos esto chicos. Que esto acabe de la
forma correcta". Aquella charla caló en los jugadores de los Irish y
tras remontar el partido se proclamaron campeones nacionales. El sueño se
convertía en realidad.
"Sentía que ya había hecho algo. Mi vida valía para algo, y
ganarlo con mis mejores amigos fue una de las mejores sensaciones de mi
vida." rememoraba Romeo
Travis sobre aquel éxito.
Tras graduarse, los Cinco de Ohio
separarían sus caminos: Willie estudió Informática en la Universidad de
Fairmont State; Sian obtuvo una beca de fútbol americano para la Universidad de
Ohio State; Dru y Romeo jugaron para la Universidad de Akron bajo las órdenes
de Ketih Dambrot y tras terminar su ciclo universitario los dos buscaron su
sitio en Europa y han pasado por equipos de Alemania, Polonia, España o Grecia.
Por último, LeBron James se ha convertido en la superestrella de la NBA sin
pasar por la Universidad. Mientras que el entrenador Joyce sigue siendo
entrenador en el St.Vincent-St.Mary.
"El baloncesto es el vehículo. No el destino final. Aprovéchense del
baloncesto, que no suceda lo contrario" Dru Joyce.
Es la historia de grandes
amistades, donde el baloncesto unió a estos cinco jóvenes para compartir
experiencias irrepetibles en sus vidas. Son 'Los 5 de Ohio' y su legado queda ya para la historia del
baloncesto.
Eduardo Salán
21 Marzo 2013
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