Yugoslavia se formó en 1918. Seis repúblicas diferentes se
aglutinaron bajo un mismo líder y una misma bandera, lo que supuso un crisol de
culturas y religiones. A mediados de los años '80, dos jugadores yugoslavos
cambiaron la historia del baloncesto: Vlade Divac y Drazen Petrovic.
Vlade Divac nació en la actual Serbia, en un pequeño pueblo llamado Prijepolje, a tan sólo cuatro horas de la capital, Belgrado. El pívot de 2'16m ya destacaba desde pequeño, y como su madre contaba: "Era el más alto de los chicos de su edad". A los 14 años emprendió su primera marcha de casa para jugar con la selección nacional junior, y tan sólo cuatro años después, en 1986, firmó su primer contrato profesional para convertirse en jugador del Partizan de Belgrado.
Divac ya empezaba a ser conocido en todo el país, pero había
otro jugador que sonaba aún con más fuerza: Drazen Petrovic. Drazen nació en Sibenik, actual Croacia. Le
apodaban "El Mozart del baloncesto", había sido capaz de meter 112 puntos en un partido y su compañero de
selección Dino Radja así lo definía: "Era un monstruo como jugador. El
único que era capaz de ganar a cualquier equipo él sólo". También Divac le
alababa: "Era nuestro ídolo. Yo tenía 13 años en ese momento y el tenía
17. Todos le seguíamos muy de cerca".
El también conocido como "El milagro de Sibenik"
jugaba en la Cibona de Zagreb y era una auténtica maquina de baloncesto. Su
madre contaba: "En Sibenik, él
tenía las llaves del gimnasio y se levantaba a las 6 de la mañana porque
siempre quería entrenar a solas". Recordaba como definía un psicólogo a su
hijo Drazen: "En privado es un ángel, pero en la cancha es un
demonio".
Vlade y Drazen ya eran conocidos por toda Europa y en el
verano de 1988 juntaron sus fuerzas bajo la camiseta de Yugoslavia para disputar
los JJOO de Seúl. Era un gran equipo muy joven que contaba con jugadores de la
talla de Tony Kukoc o Dino Radja, los dos croatas .Desde
el principio, las dos jóvenes perlas del baloncesto conectaron muy bien. En
aquel equipo no importaba la nacionalidad de cada uno, aquel tema ni se comentaba.
El propio Tony Kukoc decía que "con Drazen sólo se podía hablar de
baloncesto. En cuanto hablabas de música o cualquier cosa, rápidamente cambiaba
de tema y volvía a hablar de baloncesto". Aquel maravilloso equipo llegó
hasta la final, pero no pudo con la poderosa Unión Soviética de Arvydas
Sabonis. Aquella plata era todo un hito para una selección tan joven.
Tan sólo un mes después de los JJOO, los Boston Celtics
viajaron a Belgrado para disputar un amistoso frente a Yugoslavia. Era la
oportunidad para Vlade y Drazen de plantar cara a unos Celtcs que habían sido
campeones de la NBA y que contaban en sus filas con jugadores como Larry Bird,
Kevin McHale o Dennis Johnson, pero Drazen lo tenía claro desde el principio:
quería ganar a los Celtics. El propio Larry Bird contaba: " DJ no paraba
de hacer comentarios sobre Drazen. Se suponía que era el mejor jugador de
Europa, y tal vez del mundo. Además yo le veía muy enchufado. No creo que nadie
lo pudiese anular, era un jugador con muchísimo talento." También el
jugador de los Celtics, Danny Ainge, comparaba a Drazen con Pete Maravich y
añadía sobre Vlade: "También todos hablábamos de Vlade. No sólo por su
talla, sino por la capacidad que tenía para manejar la pelota con esa gran
altura". Sin embargo, los Celtics se acabaron llevando aquel partido, pero
los yugoslavos sorprendieron a todo el mundo.
Un año después, en 1989, aquella selección yugoslava tenía
la oportunidad de demostrar que podían ganar en el Europeo que se disputaba en
Zagreb (Croacia). Arrasaron desde el principio. Fue un auténtico recital
aplastando a todos sus rivales para colgarse el Oro.
Sin embargo, la situación política empezaba a cambiar en
todo el mundo. Con la caída del Muro de Berlín, Croacia empezaba a hablar de
independencia y surgió el conflicto con Serbia. Todos los lazos que unían a
Yugoslavia se vinieron abajo y resurgieron los conflictos étnicos.
Petrovic y Divac, ajenos a la situación, deciden emprender
su viaje a la NBA ese mismo verano. El primero había sido elegido tres años
antes por Portland Trail Blazers, pero no se incorporó a los de Oregon hasta
ese verano, después de jugar una temporada para el Real Madrid. Por su parte,
Vlade fue elegido en el Draft de 1989 por Los Angeles Lakers en la posición
nº26. Jerry West, el que era entonces director deportivo de los Lakers, contaba:
"Aunque no le habíamos visto nunca
jugar en persona. Dijimos: Qué más da."
Vlade Divac vivía el sueño americano : "Me quedé
alucinado. Iba a jugar con Magic Johnson". El pívot yugoslavo llegaba a
Hollywood sin tener ni idea de inglés y con muchas ganas de demostrar su
talento. A Jerry West no sólo le contentaba su potencial baloncestístico, también
decía de Vlade que "era un persona cálida y amable. Siempre con una
sonrisa. Si hablabas un minuto con él, ya parecía que le conocías de toda la
vida". Vlade estaba viviendo un sueño en Los Angeles. "Jugar en el
Forum con toda aquella gente famosa a tu alrededor era como estar en el
paraíso. Estaba viviendo un sueño, y a veces me preguntaba si Drazen estaba
viviendo lo mismo".
Sin embargo, Petrovic vivía su infierno particular en los
Blazers. El equipo contaba con muchos jugadores en su posición. Tenía que
luchar por un puesto con Clyde Drexler, Terry Porter o Danny Ainge. Y su
entrenador, Rick Adelman, no le daba oportunidades, pero Drazen no se rendía y
entrenaba más duro que nunca. Danny Ainge contaba: "Recuerdo un día que
fui a su casa después de entrenar y me quedé dormido en el sofá. Una hora después
me desperté y Drazen estaba en su bicicleta estática sudando a chorros. Le
pregunté: ¿Pero qué haces? En una hora tenemos que entrenar otra vez".
Drazen sentía una frustración total. Quería demostrar el jugador
que era en Europa, pero no le daban tiempo para eso. Su amigo Vlade lo sabía:
"Me daba mucha pena ver a un jugador que Europa metía 40, 50 ó 60 puntos,
y que entonces me llamaba emocionado para contarme que había metido una canasta.
Yo intentaba apoyarle porque sabía que el mundo acabaría viendo lo que era
capaz de hacer". Ese mismo año llegaron a la Final de la NBA, en la que
perdieron frente a Detroit Pistons, pero Drazen no se sentía nada cómodo en
aquel equipo.
En 1990, Yugoslavia no vivía su mejor momento, pero la selección
de baloncesto tenía la oportunidad de presentar una Yugoslavia unida en el
Mundial de Argentina. Tras ganar a EEUU en semifinales y a la Unión Soviética
en la final, se proclamaron campeones del mundo. Sin embargo, un incidente
cambiaría la vida de Vlade Divac.
Tras finalizar el partido con la Unión Soviética, un hombre
invadió el campo con una bandera de Croacia mientras los jugadores celebraban
el título mundial. Vlade se acercó a aquel tipo y le dijo "Esta bandera no
pinta nada aquí", se la quitó de las manos y la tiró. Entonces Divac no
pensaba que aquel gesto iba a tener una repercusión tan grande.
Los medios denigraron
la imagen de Vlade que se convirtió en un héroe para los serbios y en un villano
para los croatas, pero Divac veinte años después lo sigue dejando claro:
"Sólo quería defender que éramos un equipo de Yugoslavia, no de otra
república. Si hubiese sido la bandera serbia habría hecho lo mismo".
Esa acción de Vlade le acabaría costando su amistad con
Drazen. Y es que Petrovic se sentía muy croata y no le sentó nada bien aquel
gesto de su compañero. Las cosas habían cambiado. Vlade contaba: "Cuando
yo iba a jugar a Portland, después del entrenamiento solía quedarme para
esperar a Drazen, pero aquel día no salió. Me acerqué al vestuario y allí
estaba, le dije: ¿Pero qué pasa? Él me contesto que las cosas en nuestro país
estaban muy mal y había que esperar a ver qué pasaba. Yo le dije: Pero oye, que
soy yo, ¿De qué me estás hablando?". Antes de los partidos actuaban como
si no pasase nada, pero Vlade estaba preocupado por lo que había ocurrido con
Drazen.
En Enero de 1991, Drazen fue traspasado a New Jersey Nets.
Allí gozó de muchas oportunidades y pudo demostrar el jugador que era. Ese mismo año, Vlade perdía la Final de la NBA frente a los Chicago Bulls de Jordan.
Vlade se convirtió en un símbolo para los serbios, mientras
que para los croatas era una persona non-grata. Aquella guerra terminó por
romper los lazos con Drazen. Pese a que Vlade lo intentaba, no había manera de
retomar la amistad. Otro compañero croata de Vlade, Tony Kukoc, contaba: "
Me dejó su teléfono y me dijo que si algún día quería que nos viésemos, él no
tenía ningún problema . Y la verdad es que yo me quedé sin saber qué hacer.
Cuando volví a mi ciudad, algunos de mis amigos estaban luchando en el frente y
me decían: No tenemos nada en contra de él, pero no hables con él porque
creemos que él sí está en contra de nosotros". Desde Croacia seguían
alimentando la imagen de Divac como auténtico canalla y metían presión para que
cualquiera de sus amigos croatas como el propio Kukoc y Dino Radja no hablasen
con él." No había manera de explicarles que Vlade era buena persona. Eso
no importaba", decía Dino.
Veinte años después, Vlade puede pasear tranquilo por
Zagreb. Sin embargo, la gente que le observa por la calle se sorprende sobre la
presencia del serbio. Todavía sigue siendo odiado por los croatas. El propio
Vlade le decía a un joven que se acercó a saludarle: "No eres el único que
me ha reconocido, pero si el primero que se atreve a hablarme". Mientras
que a otro señor que le preguntan por Divac responde:" ¿Vlade Divac? Es un
guerrillero".
Con la guerra cobrando víctimas en Yugoslavia, los JJOO de
Barcelona 1992 pasaban a un segundo plano para muchos. Yugoslavia fue
sancionada por Comités Internacionales y no pudo disputar aquellos JJOO, pero
Croacia se presentó al evento por primera vez como país independiente . Con
Petrovic a la cabeza consiguieron la plata olímpica tras perder con el Dream
Team de EEUU en la gran final.
A su vuelta a Norteamérica, Drazen ya era toda una estrella
de la NBA. Promediaba más de 22 puntos por partido y era el referente de New
Jersey Nets. Sin embargo, todo cambió aquel verano del 93.
Drazen viajó a Polonia para disputar el Pre-Europeo con su
selección. Tras conseguir la clasificación, el equipo volvía a casa. Sin
embargo, después de hacer escala en Frankfurt, Drazen decidió volverse en coche
desde allí con su novia. Aquella decisión sería la última del croata.
El 7 de Junio, tras conducir durante varias horas, Petrovic
se sentó como copiloto para dormir un rato mientras su novia tomaba el volante.
Hacía muy mal tiempo y un camión quedó atravesado en la carretera, el coche no
pudo frenar y se estampó contra el camión. Drazen no pudo reaccionar, seguía
dormido en el asiento. Falleció en el acto.
Más de 100.000 personas asistieron al funeral de Drazen
Petrovic. Sus compañeros de selección portaban el féretro. Todos menos Divac
que prefirió no ir, ya que habría sido muy arriesgado que un serbio pisara
tierra croata en plena guerra. El genio de Sibenik nos dejaba con tan sólo 28
años, cuando estaba en lo más alto de su éxito. Contaba su madre que en el
funeral un abuelo con su nieto se acercó a ella para decirle: "Drazen nos
pertenece a todos nosotros". En ese momento, la figura de Drazen Petrovic
pasó del hombre al mito. Y es que como afirma Divac: "Para nosotros
siempre seguirá siendo joven".
La guerra continuaba y en 1995 se disputaba el Europeo de
Baloncesto en Grecia. En aquel torneo, la Yugoslavia de Divac se llevó el oro,
mientras que los croatas se hicieron con el bronce. El odio entre los dos
países era extremo y en la ceremonia de entrega de las medallas todo el equipo
croata se fue del podio tras recibir la medalla sin esperar a que los
yugoslavos se colgaran la suya.
Unos meses después, en otoño de 1995, terminaba la guerra de
Serbia con Croacia. Aunque países como Bosnia y Kosovo siguieron sufriéndola
casi toda la década de los 90. Más de 130.000 víctimas y millones de
desplazados fue el resultado de aquel conflicto que también supuso la ruptura
entre Vlade Divac y Drazen Petrovic.
Con la paz entre Croacia y Serbia, Divac se fue reconciliando
poco a poco con sus viejos amigos croatas Tony Kukoc y Dino Radja. Vlade seguía
jugando para los Lakers hasta que en 1996 le traspasaron a Charlotte Hornets a
cambio de, por entonces, un joven llamado Kobe Bryant. Tras jugar dos años
allí, fue traspasado a Sacramento Kings y disputó seis grandes temporadas para
los californianos, que le acabarían retirando la camiseta. Finalmente, se
retiró en 2005 tras vestir esa temporada la camiseta púrpura y oro de los Lakers
por segunda vez en su carrera.
Vlade Divac siempre vivirá con la tristeza de no haber
podido arreglar las cosas con Drazen Petrovic. Él sabe que si el croata no
hubiese fallecido, habrían vuelto a retomar esa amistad. Una amistad eterna en
la que sólo una guerra pudo con ellos. Sin duda, una gran historia donde el baloncesto
nos guía por la personalidad de estos dos genios de la canasta.
Toda la información de
este artículo está tomada del documental 'Hermanos y enemigos: Petrovic y
Divac' que podéis ver en nuestra sección de Vídeos. El artículo está escrito
en honor a Drazen Petrovic, cuyo legado es toda una inspiración para las
personas que nos gusta el baloncesto. ¡Gracias genio!
Eduardo Salán
28 Febrero 2013