Mañana de 1998. Como cualquier otro domingo, un niño de 5 años se levanta de su cama y pone
la televisión. Una película llamada 'Space Jam', estrenada dos años antes, es
el entretenimiento que elige para tomar el desayuno frente al televisor. Lo que
parece una película más de los Looney Tunes se convierte en el descubrimiento
de Michael Jordan. Es cuando la palabra BA-LON-CES-TO entra en su vida para no irse nunca .
El término NBA entró en la vida de muchos niños que siempre
han soñado con jugar allí o formar parte de un espectáculo que queda tan lejos.
Esa liga.. ¡¡y qué liga!! , ¡¡dicen que es la mejor del
mundo!!, ¡¡que ves a hombres volar hacia
la canasta !!, movimientos imposibles que practicas en el parque o jugando a la
play, tíos que parecen torres ante tus ojos o enanos que luchan contra ellas. Puro espectáculo que está en boca de todos,
¿Quién no ha llegado a clase y no ha preguntado por la última actuación de un
chaval llamado LeBron James?
La NBA ,que para muchos de mi generación empezaba a rondar
su pasión al acercarse el milenio, te llevaba como un bebe en brazos enseñándote
glorias pasadas...tu oías nombres como Bird 'el Pájaro', un tipo negro muy
sonriente al que le llamaban Magic, e incluso un gigantón que tiempo atrás
llegó a meter la friolera de 100 puntos en un partido. Es entonces cuando
empiezas a ver jugadas, compras los DVDs como auténticas joyas y te los ves una
y otra vez sin parar de disfrutarlos.
Pero....espera, aparece
Michael y el apellido que más has oído
en el patio del colegio durante los recreos y que asocias a un Dios de
cualquier cosa, empieza a hacer mella: Jordan.
Llegas a casa y hasta tus padres que ni siguen el baloncesto
saben quién es ÉL. 23 a la espalda, lengua fuera... ohh tío ya sabemos a quién me estoy refiriendo...
Te conviertes en fan incondicional del baloncesto gracias a
sus vuelos, pides a tus padres su camiseta cueste lo que cueste y te la pones
en el colegio ante la incredulidad de tus amigos. Te sientes Michael, todavía
juegas en canastas de minibasket , pero tus sueños son más grandes que eso.
Seguidamente, es tal la fiebre por ese deporte, que pides a
tus padres que te apunten en el equipo del colegio y arrastras a todo tu grupo
de amigos detrás, a los que el fútbol no
les convence.
Mientras tanto, todos los días te tragas el Telediario solo
para ver el medio minuto que le dedican
a la liga americana y su top 3 de la noche. Con eso te basta.
Sin embargo, con el paso del tiempo, te enteras que en la
televisión digital hay dos señores, uno calvo y otro jovencito ( Andrés Montes
y Antoni Daimiel ), que empiezan a retransmitir todas las noches un partido de
baloncesto. Entonces, te atreves, insistes a tus padres para instalar el Plus
que tiene todos los canales de dibujos animados que sueñas ver cada mañana, pero lo que buscas es poder ver por primera vez un
partido entero en tu trono particular que es el sillón de casa.
Esos domingos por la mañana y sus partidos en diferido acabarán evolucionando con la edad a que te
levantes durante los tres días del fin de semana a las 2 o 3 de la mañana para
disfrutar del 'All Star Weekend', el evento por excelencia del espectáculo del baloncesto.
En la NBA no eres de ningún equipo en particular, te gustan
todos, es la magia del buen baloncesto. Pero cuidado, entra un tipo con cuerpo
'espagueti' llamado Pau Gasol. La vena nacionalista
empieza a brotar, y no puedes evitar apoyar cada partido a su equipo y ,
especialmente, al crack de Sant Boi.
Pasan los años, pero
las nuevas estrellas siguen llegando. Sin embargo, tú que estás hecho todo un
"retro-man" sigues empapándote con la historia pasada de la liga, da
igual que veas a Bob Cousy en blanco y negro dando el primer pase por la
espalda que se hizo en su día o a un joven de 18 años llamado LeBron James que
acapara el top de mates de la semana.
Ya eres fan declarado de la liga. Pasados los años te ves
partido por día, todos los resúmenes y las mejores jugadas levantándote de
emoción de la silla del ordenador. Sigues sintiendo la misma magia y emoción
que cuando empezaste a amar este deporte.
Este deporte es una forma de vida, es tu día a día, y ni tú
ni yo estamos dispuestos a que desaparezca la magia del baloncesto, la magia de
la NBA.
Eduardo
Salán
Octubre 2012
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